La ministra de Agricultura, Martha Carvajalino, alertó sobre una disminución significativa en la llegada de camiones con alimentos a las principales centrales...
La inseguridad alimentaria es un desafío apremiante en Colombia, 7 de cada 10 hogares enfrentan dificultades para garantizar su alimentación diaria. Esta...
El informe de la Red Mundial contra las Crisis Alimentarias, encontró que el número de personas que experimentan inseguridad alimentaria aguda y requieren asistencia alimentaria, nutricional y de subsistencia urgente ha aumentado por cuarto año consecutivo, con alrededor de 258 millones de personas en 58 países y territorios enfrentando niveles de crisis o peores (CIF/CH Fase 3-5) en 2022.
El banco de alimentos expresa una preocupación considerable debido a las altas cifras de desperdicio de alimentos, especialmente frutas y verduras, que persisten anualmente. Angie Santa María, Gerente de Proyectos de esta entidad, señaló que en Colombia se pierden aproximadamente 9.7 millones de toneladas de alimentos al año.
Además, se destacó que el Banco de Alimentos opera como una red de recolección en todo el país. “Somos una coalición de 25 bancos de alimentos presentes en 24 ciudades colombianas. Nuestro enfoque principal radica en la prevención de pérdidas y desperdicios de alimentos”, afirmó Santa María.
Este desperdicio ocurre en diversas etapas de la cadena de producción alimentaria, particularmente en el ámbito agropecuario, donde se estima que el 40% de las frutas y verduras producidas en el país se pierden.
El éxito de la labor de los Bancos de Alimentos se debe a su extensa red de aliados. El año pasado, se lograron recolectar 34,773 toneladas de donaciones provenientes tanto de individuos como de empresas.
Es importante destacar que el Banco de Alimentos no solo recibe donaciones de alimentos, sino también de objetos útiles para aquellos en situación de vulnerabilidad. Además, desempeña un papel crucial en situaciones de emergencia. “En momentos como estos, hacemos un llamado a los donantes para que se unan y contribuyan con alimentos, especialmente en situaciones de crisis. No solo proporcionamos alimentos a las personas vulnerables, sino también a los servicios de emergencia, como los bomberos”, agregó Santa María.
En una entrevista con el representante regional de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Mario Lubetkin, se destacó la posibilidad de lograr la seguridad alimentaria en América Latina al dejar de lado las diferencias políticas. Lubetkin señaló que en 33 países de la región se ha acordado un plan para erradicar el hambre para el año 2030, reconociendo que la colaboración es fundamental para lograr este objetivo.
Asimismo, subrayó la importancia de reconocer que, a pesar de centrarse en las realidades individuales, se están fortaleciendo los lazos para alcanzar una seguridad alimentaria global. Por ejemplo, mencionó la iniciativa del presidente de Guayana, quien en una reunión reciente abordó temas como la inseguridad alimentaria, el cambio climático y la paz, anunciando un plan para establecer una nueva alianza contra el hambre y la pobreza en su bloque para mediados de este año.
En el mismo mes, la FAO presentó un estudio que reveló una disminución del 3% en la inseguridad alimentaria, pasando del 40% al 37%. Sin embargo, se destacó que aún más de 43 millones de personas continúan sufriendo de hambre, lo que demuestra la necesidad de seguir trabajando en este ámbito.
“Desde el punto de vista potencial, no hay duda de que los diferentes actores están convergiendo hacia el mismo objetivo, lo que nos brinda confianza y nos indica claramente cómo debemos trabajar a partir de los mandatos de los países”, concluyó Lubetkin.
El mito de Van Gogh nació mucho antes de sus episodios más conocidos, como el incidente de su oreja, en los días en que predicaba en Borinage, una zona minera en Bélgica. Allí, compartió las penurias de los mineros, y entre sus aflicciones comprendió que siempre tendría un lugar en su corazón para los desfavorecidos.
Al convertirse en un apoyo para los más necesitados, sus superiores lo despidieron. En 1878, se cuestionó su propósito en la vida hasta encontrarlo: ser un artista. Reconoció que la vida de un artista no solo implicaba crear mundos alternativos, sino también estar destinado a la soledad. Comenzó a pintar sin restricciones, incluso en la pobreza. Su arte se convirtió en un símbolo de rebeldía, pero su vida fue breve; falleció a los 37 años.
A pesar de estudiar a otros pintores y crear numerosas obras, sólo vendió una en vida, pero nunca dejó de pintar.
“Ante la lucidez de Van Gogh, la psiquiatría es solo un refugio de gorilas obesos”
dijo Artaud.
En un artículo de Juan Carlos se menciona una anécdota sobre el hambre de Van Gogh. Se relata cómo pidió prestados veinticinco florines a un amigo, quien se negó, argumentando que el verdadero hambre impulsaba las mejores obras de arte.
Después de que otro amigo le sugiriera abandonar la pintura y también le negara su ayuda, dos días después Van Gogh se disparó en el corazón. Tras su fallecimiento, sus obras ganaron reconocimiento y tener una pintura de Van Gogh se convirtió en símbolo de riqueza.
Según la alcaldesa municipal, Ariel Salazar, en los últimos seis meses se han registrado 51 fallecimientos de niños debido a la desnutrición en el departamento del Chocó.
Se ha hecho un llamado urgente para la construcción de puestos de salud y un hospital de primer nivel, dada la necesidad geográfica del área. El trayecto hacia la ciudad de Quibdó toma doce horas, y durante este tiempo, los pacientes lamentablemente fallecen.
La gravedad de la situación se manifiesta en el rango de edad de las víctimas, que oscila entre los 6 meses y los 7 años. La última pérdida registrada fue la de una menor de apenas 2 meses, ocurrida ayer.
Además, se ha señalado que los recursos asignados al municipio son insuficientes para brindar atención al 100% de la población afectada. Actualmente, solo alcanzan para cubrir las necesidades de la mitad de los afectados por la desnutrición y otros problemas de salud. Esta problemática persiste desde hace años sin una solución efectiva.
Al mirarla a los ojos es inimaginable pensar que su historia está marcada por la violencia. A ella le tocó vivir lo que ninguna niña debe vivir, a ella le tocó callar lo que nadie debe callar, a ella la vida misma le presentó su cara más oscura. Yosmary Castro, es una mujer valiente, risueña y con una pasión indiscutible por contribuir al bienestar de los niños y niñas más vulnerables de Bogotá.
Ahora mismo, ella es la fundadora y directora de la Fundación Amigos Samaritanos, una organización social centrada en la pedagogía infantil, la seguridad alimentaria y el apoyo a la mujer gestante y lactante. Queda en el barrio Los Almendros, en Kennedy, una zona en la que habitan recicladores, vendedores ambulantes y madres cabeza de hogar que se desempeñan como empleadas de servicio o como trabajadoras sexuales. Es una de las tantas zonas de Bogotá que necesita un coraje extraordinario para poder enfrentarla.
Al preguntarle que la motivó a liderar este proyecto, con mucha intrepidez, valor y sin anestesia recuerda su pasado. Por diferentes razones su mamá huyo a la calle cuando quedo embarazada de ella, allí conoció a un hombre y al poco tiempo terminaron viviendo juntos. Desde los 3 años hasta aproximadamente los 12 años, Yosmary Castro sufrió de violencia sexual y psicológica por parte de este hombre, un hombre sin rostro, sin nombre, que nunca merece ser recordado. No solo abusaba de una niña inocente, sino que la amenazaba diciéndole que si llegaba a decir algo mataba a su mamá y sus otros hermanos. Esta niña indefensa se puso como escudo de guerra, bala por bala fue recibida, para que a ninguno de sus hermanos le tocara vivir lo que ella estaba padeciendo en silencio.
A los 15 años se fue de la casa con una pareja que consiguió. Era la oportunidad perfecta para reconstruir las alas que le habían cortado, enfocó su camino al estudio, al trabajo y a Dios. Aprendió lo que era vivir sin miedo. Yosmary Castro, como un ave fénix se reconstruyó y sin rencor y empuñando una bandera de justicia social empezó a trabajar por todos aquellos que no tienen voz y necesitan ser escuchados. Como si fuera poco todo lo que le había pasado, ella terminó sufriendo de violencia intrafamiliar, pero gracias a su valor y entereza se separó.
Desde hace ocho años, llegó a este barrio con un sueño: educar, alimentar y apoyar a quienes viven inmersos en la violencia y exclusión. Hoy en esta fundación desde las 7am hasta las 5pm, junto con su equipo de trabajo, brindan clases complementarias de educación infantil, alimentación saludable gracias al trabajo en sinergia con el Banco de Alimentos de Bogotá y acompañamiento a las madres gestantes y lactantes para que las mujeres no estén solas en este proceso. Además, tienen talleres los fines de semana para prevenir los riesgos que trae la calle.
Tiene niños, niñas y jóvenes que van desde los 0 hasta los 16 años, unos 250 aproximadamente por año. La mayoría de estos pequeños viven en casas hacinados con otras familias en extrema pobreza y no pueden ir a una escuela normal porque sus padres no cuentan con los recursos suficientes.
En el mes de la mujer queremos hacer un homenaje a todas a esas mujeres que no se detienen ante la adversidad. A esas mujeres guerreras que a diario luchan con extrema determinación por garantizar los derechos humanos de toda la sociedad. Gracias al trabajo mancomunado del Banco de Alimentos de Bogotá con estas organizaciones sociales se puede garantizar una alimentación digna y segura a todos estos menores, que muchas veces lo único que comen es lo que les brindan estos espacios.
La invitación es a que usted con sus acciones de generosidad se sume a marcar la diferencia y nos ayude con el propósito de alimentar a Colombia.
En el año 2023, el Banco de Alimentos de Bogotá distribuyó más de 43 millones de platos de comida y aproximadamente 18 millones de kilogramos de productos alimenticios frescos, que incluyen frutas, verduras, granos y enlatados, según el informe más reciente. Gracias al apoyo de diversos benefactores, se beneficiaron 552,000 familias.
Esta institución desempeña un papel crucial en la lucha contra el desperdicio de alimentos al recolectar aquellos que de otro modo serían descartados. Estos alimentos se distribuyen entre organizaciones y comunidades necesitadas, asegurando que lleguen a quienes más los necesitan.
El Padre Daniel Saldarriaga, fundador y director ejecutivo del Banco de Alimentos de Bogotá, destacó especialmente el apoyo y compromiso de empresas como Alpina, Nutresa, Unilever y BBVA, cuya colaboración invaluable contribuyó significativamente a los esfuerzos de la institución.
Además, el Padre Saldarriaga mencionó la importancia de la inteligencia artificial en el proceso, señalando la implementación de la inteligencia emocional como una medida necesaria para abordar el desafío de erradicar el hambre en Bogotá.
Se logró rescatar un total de 2.4 millones de kilogramos de excedentes agrícolas
En cuanto al rescate de excedentes agrícolas, el Programa de Recuperación de Excedentes Agrícolas (PREA), que opera en 36 municipios, logró rescatar un total de 2.4 millones de kilogramos de alimentos. Este proyecto tiene como objetivo principal reducir la contaminación al recuperar productos que anteriormente eran destruidos por las empresas.
El compromiso y respaldo de la Gerencia y los comerciantes de Corabastos también fueron destacados, ya que su colaboración hizo posible el rescate de 2.7 millones de kilogramos de frutas y verduras.
