El hambre es una imagen desgarradora de la pobreza extrema en la que viven miles de familias. Ellas, a menudo se encuentran en zonas excluidas y abandonadas, resistiendo día a día ante la indiferencia y luchando por conseguir un alimento que les permita recuperar su dignidad humana. En medio de una las crisis sanitarias que más ha aumentado la desigualdad social, se conmemoró la quinta edición de la Jornada Mundial de los Pobres, donde el Banco de Alimentos de Bogotá y la Arquidiócesis de Bogotá, se sumaron con actos de generosidad y solidaridad para transformar la vida de quienes tanto necesitan.
El lunes 15 de noviembre, Monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y el padre Daniel Saldarriaga Molina, Director Ejecutivo del BAB, acompañaron a las familias más vulnerables de la localidad de Ciudad Bolívar, en el marco de esta Jornada Mundial, que suscita la importancia de servir eficazmente y levantar con solidez a aquellos que viven el flagelo del hambre.
“La pobreza no es fruto del destino sino consecuencia del egoísmo” aseguró el Papa Francisco. Por lo tanto, es crucial que todos abramos nuestros corazones con actos de generosidad y empatía, para ayudar a esa humanidad que nos enseña el valor de la resiliencia, cuya capacidad de hacer florecer la alegría y esperanza, en medio de tanta pobreza y olvido, nos demuestra que ellos también tienen algo para ofrecer.
“Esta jornada nos pone a pensar qué más hacer con aquellos se sienten solos o desamparados. En Colombia hay 12 millones de personas que sufren de inseguridad alimentaria, pero que constantemente luchan por conseguir alimentos de vida. Por eso, la verdadera paz está en promover obras buenas, esas obras son el ser generosos y la posibilidad de ser cercanos con tantos que necesitan” afirmó el Padre Daniel Saldarriaga Molina, Director Ejecutivo del Banco de Alimentos de Bogotá.
La misión del BAB, siempre ha estado centrada en articular esfuerzos para combatir el hambre. Es por ello que, esta fecha no solo nos inspira a seguir luchando contra la pobreza, sino que nos invita a sentir como propias, esas otras realidades diferentes y desiguales que viven miles de personas, porque solo así podremos construir un país, y un mundo, donde la alimentación sea un derecho y no un privilegio.
Seguimos Luchando #JuntosContraElHambre