El fenómeno de El Niño ha provocado una ola de calor en varios países de América Latina, afectando severamente al sector agrícola y sus cultivos. Se han implementado medidas para contener la inflación y mitigar el aumento del hambre, sin embargo, según datos de las Naciones Unidas, más de 43 millones de personas se han visto afectadas por esta situación.
Los fenómenos climáticos han desencadenado eventos extremos que van desde sequías hasta inundaciones, impactando de manera significativa en la agricultura, que engloba la ganadería, los bosques y la pesca. Esta industria absorbe el 26% de los daños y pérdidas ocasionados por tales eventos, lo cual toma una gran importancia dado que el 85% de la agricultura depende del agua de lluvia y no del riego artificial.
Las alarmas sonaron ante las olas de calor que afectaron las cosechas de trigo y arroz en Brasil y Argentina. En el caso de Colombia y Chile, los incendios incontrolables dejaron un impacto devastador en la biodiversidad de ambos países. Específicamente en Colombia, los efectos de la crisis climática se hicieron evidentes con el deterioro en la calidad de productos como la acelga, el apio, la coliflor y el cilantro. Sin embargo, la FAO advierte sobre un posible impacto aún mayor en el maíz y posiblemente en el café.
¿Quiénes serán los más afectados?
La advertencia de la FAO sobre el posible aumento en los precios de los productos mencionados plantea un escenario preocupante para los hogares vulnerables, cuyo acceso a estos alimentos podría verse aún más dificultado. Las pérdidas en la producción conllevan aumentos en los costos de transporte, suministros e ingresos, lo que resulta en una serie de pérdidas tanto para los agricultores como para los consumidores.
También te puede interesar: ¿Dónde nació el dicho “a buen hambre no hay pan duro”?
Los grupos más vulnerables serán los más afectados, ya que una disminución en la producción agrícola, ganadera y pesquera puede resultar en una menor disponibilidad de alimentos y, por ende, en una reducción de los ingresos de estos hogares.
En este contexto, las familias latinoamericanas podrían enfrentar dificultades para mantener una alimentación adecuada, lo que podría generar deficiencias en micronutrientes y aumentar los casos de desnutrición.