A medida que Colombia continúa luchando contra la alta inflación, los efectos de los fenómenos meteorológicos, especialmente los que componen la última ola invernal, aumentan la presión sobre los precios de los alimentos. No obstante, esta problemática no es local, a nivel mundial, los fenómenos meteorológicos extremos, desde sequías hasta inundaciones, han inflado los precios de los alimentos más allá de los efectos de la guerra entre Rusia y Ucrania. Según uno de los informes más recientes de la ONU, los precios mundiales de los alimentos a mitad del año 2022 eran un 23% más altos que los del mismo periodo en 2021.
No es un secreto que las secuelas de la pandemia de COVID-19, los costos más altos de los fertilizantes y otros factores han sido contribuyentes, sin embargo, podemos considerar que los eventos climáticos son la gota que colmó el vaso. En Colombia cosechas de frutas como el durazno, la pera o la manzana se vieron altamente afectadas por las temperaturas y precipitaciones extremas las cuales impiden que los cultivos y las cosechas prosperen de manera adecuada. Según el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales se estima que para el último mes del año se den lluvias del 20% al 60% por encima de lo normal de forma generalizada en el país, lo que afectaría el cierre del año para la agricultura.
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Por lo tanto, es un hecho que los climas extremos y el cambio climático pueden afectar la seguridad alimentaria, alterando la disponibilidad, el acceso y la calidad de los alimentos. Los aumentos en la frecuencia y la gravedad de los fenómenos meteorológicos extremos también pueden interrumpir la entrega de alimentos, y se espera que los picos resultantes en los precios de los alimentos después de los fenómenos extremos sean más frecuentes en el futuro, por lo tanto es importante estar preparado e idear soluciones de manera urgente.