El proceso de lactancia es cuando una madre alimenta a su bebé con leche producida por sus glándulas mamarias, proporcionando una nutrición óptima para su desarrollo. Este acto promueve un vínculo maternal y emocional, fomentando momentos de intimidad al rozar la piel y fortaleciendo estos lazos. El pecho de la madre está diseñado para satisfacer las necesidades nutricionales del bebé y promover su crecimiento y desarrollo saludable.
A pesar de sus beneficios, existen mitos que generan dudas sobre la lactancia materna. Se ha afirmado que puede ser dolorosa, que algunas madres no producen suficiente leche, que la leche materna no es nutritiva, que el tamaño del pecho afecta la producción de leche y que la lactancia puede deformar los senos. Sin embargo, estos mitos están errados.
Es cierto que la lactancia materna puede ser dolorosa al principio, ya que el cuerpo necesita adaptarse, pero este malestar suele ser temporal. Las madres son capaces de producir suficiente leche para sus bebés, pero los mitos pueden generar ansiedad e inseguridad. La leche materna proporciona todos los nutrientes que los bebés necesitan, además de generar anticuerpos que fortalecen su sistema inmunológico.
El tamaño del pecho no afecta la capacidad de lactancia, ya que las mamas están compuestas por tejido glandular, graso y conectivo de soporte. Es importante desmitificar estas creencias para promover una lactancia exitosa y confiada.