La población humana sigue aumentando y para garantizar el acceso a los alimentos es fundamental reducir las pérdidas y desperdicios que se producen desde el lugar de producción hasta su llegada al consumidor. En el año 2021 el número de personas que padeció hambre llegó a los 828 millones de personas (46 millones más que en el 2020), teniendo en cuenta lo anterior, la refrigeración es una buena solución para mejorar esta situación, ya que muchos alimentos producidos se echan a perder por problemas de conservación.
Según la FAO, cada año se desperdician alrededor de 1300 millones de toneladas de alimentos producidos en el mundo. Las causadas de este problema son variadas, desde el manejo incorrecto de los productos durante la cosecha hasta deficiencias en el almacenamiento y transporte (lo que implica precariedad o falta de refrigeración). Además, en muchos lugares los trabajadores carecen de capacitaciones y se utiliza poca tecnología en todas las etapas del proceso. Por este motivo Las agencias de la ONU señalaron que los sistemas sostenibles de refrigeración son fundamentales para mantener la calidad, el valor nutricional y la seguridad de los alimentos.
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Ninguna otra tecnología de procesamiento combina la capacidad de prolongar la vida útil del producto y, al mismo tiempo, mantener sus propiedades físicas, químicas y nutricionales. Otro aspecto que destaca es el hecho de que el uso de la refrigeración reduce significativamente el crecimiento de bacterias en los alimentos, que los deterioran, lo que ya de por sí es negativo, pero también tiene un fuerte impacto en la salud, provocando muchas veces enfermedades en quienes consumen dichos alimentos.
No obstante, una de las mayores dificultades para su implementación, es que en algunas regiones no existe una red de suministro eléctrico confiable. Sumado a la pobreza, esto significa que, en algunos países, menos de la mitad de los hogares tienen un refrigerador. Al no tener forma de conservar en casa los productos perecederos, la población de estos países se ve abocada a comprar alimentos a diario en mercados al aire libre, donde muchas veces no hay preocupación por la higiene y mucho menos por mantenerlos a temperaturas adecuadas. Es decir, junto al problema de la escasez, también está el consumo de alimentos que pueden causar daño a la salud. Por lo tanto, si bien la refrigeración sostenible parece ser una solución ideal, sigue siendo un gran reto que necesita la colaboración de los gobiernos, las organizaciones internacionales y la sociedad en general.
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