Cuando el cardenal Pedro Rubiano le propuso hace 20 años que montara un banco de alimentos para Bogotá, lo primero en lo que pensó el padre Daniel Saldarriaga fue en correr a averiguar de qué se trataba. “No sabía qué era eso”, confiesa el padre, que para entonces cumplía su misión pastoral en el barrio Suba Tibabuyes. Uno de sus hermanos le habló del banco de alimentos de su Medellín natal, y pronto viajó a conocerlo, y allí le contaron del de Cali. “Mejor dicho: no tuve que inventarme el modelo, sino fusilar la iniciativa”.
Más allá de entender cómo funcionaba, el padre acabó comprendiendo que la base, el éxito de una obra de esta naturaleza es la generosidad: “Trabajando en Suba –recuerda– me di cuenta de que la gente pobre es solidaria, gracias a eso construimos un centro pastoral de 1.500 m², teníamos una escuela de capacitación que acogía a 2.500 personas al año, ayudábamos a 320 familias y contábamos con un club con más de 300 adultos mayores. Y no teníamos ningún padrino rico para hacer eso”. Aquí puedes leer la entrevista completa.
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