El miércoles 17 de abril, Colombia se despidió de una figura emblemática de la Iglesia Católica, el Cardenal Pedro Rubiano Sáenz, cuyo legado perdurará por generaciones. Su partida dejó un vacío en el corazón de aquellos que conocieron su incansable labor en favor de los más necesitados, los migrantes y la construcción de la paz en el país.
Los restos del Cardenal fueron recibidos con profundo respeto y devoción en la Catedral Metropolitana de Bogotá, donde líderes religiosos, autoridades locales, fieles y ciudadanos se congregaron para rendir homenaje a su vida dedicada al servicio de los demás. Su influencia trascendió fronteras y marcó profundamente la historia de Colombia.
Durante la ceremonia, se recordó con gratitud la creación de instituciones como el Banco de Alimentos de Bogotá y la Fundación de Atención al Migrante, iniciativas que reflejan el compromiso del Cardenal con la justicia social y la solidaridad. Su liderazgo en el Episcopado y su papel en la promoción de la reconciliación nacional fueron destacados como pilares de su legado.
A medida que los restos del Cardenal fueron llevados en procesión hasta su lugar de descanso final, la capilla de Nuestra Señora de los Dolores, su partida dejó un profundo impacto en la comunidad católica y en toda Colombia. Su ejemplo de servicio desinteresado y compasión seguirá siendo una fuente de inspiración para las futuras generaciones, recordándonos que el verdadero legado se construye con actos de amor y generosidad hacia los demás.