En el corazón de Bogotá, donde la mayor central de abastos de Colombia mueve diariamente más de 30.000 toneladas de frutas, verduras y tubérculos, una alianza estratégica está combatiendo el hambre y el desperdicio alimentario. A través del trabajo conjunto entre Corabastos y el Banco de Alimentos de Bogotá, cientos de comerciantes entregan productos no comercializados, logrando rescatar unas 12 toneladas diarias de alimentos que, en lugar de perderse, llegan a la mesa de miles de familias en situación vulnerable.
Desde hace nueve años, el Banco de Alimentos tiene su propia bodega en Corabastos, lo que permite que bultos de papa, yuca, plátano y otras canastillas de frutas y verduras sean rápidamente seleccionados y distribuidos. Gracias a esta labor, más de mil organizaciones aliadas reciben productos frescos que alivian la inseguridad alimentaria en Bogotá y municipios aledaños. En lo que va del año, el banco ha entregado más de 14.320.000 kilos de alimentos, equivalentes a 36.114.400 platos servidos.
Josefina Donato, líder de la operación en Corabastos, destaca la importancia de la agilidad en la selección de los productos: “Menos en los contenedores y más en los comedores. Eso es lo que queremos”. Junto a su equipo, recorre las más de 50 bodegas de la central motivando a los comerciantes a donar. Los alimentos, muchas veces descartados por cuestiones de color, forma o estado de maduración, encuentran un segundo propósito en manos de quienes más los necesitan.
Frutas y vegetales son los productos que más se desperdician en Colombia, representando un 62% del total de pérdidas. Sin embargo, esta alianza no solo se enfoca en la recolección: también promueve el compostaje de productos que ya no son aptos para consumo, generando abono para las tierras campesinas. Este enfoque cierra el ciclo, regresando los nutrientes al campo y fortaleciendo la economía agrícola.
El desperdicio de alimentos es un desafío global. Según la FAO, un tercio de los alimentos producidos en el mundo se pierde o se desperdicia, mientras 733 millones de personas padecen hambre. En Colombia, más del 24% de la población vive en inseguridad alimentaria moderada o grave, una situación que exige soluciones inmediatas y sostenibles.
Mauricio Cerdeño, subgerente comercial de Corabastos, recalca la importancia de estos espacios: “Esto es Colombia en pequeño. Un punto de encuentro entre productores y comerciantes”. Además de ser centros de distribución, las plazas de mercado preservan el patrimonio gastronómico y son reconocidas por la FAO como despensas saludables.
Sin embargo, Daniela Idarraga, consultora de la FAO Colombia, advierte que la donación es solo una parte de la solución: “Es necesario prevenir las pérdidas desde el origen”. La experta señala la importancia de tecnificar el campo y establecer canales de comercialización estables para reducir el 34% de alimentos frescos que se pierden en el país.
En el Banco de Alimentos de Bogotá, este esfuerzo diario refleja un compromiso firme con la sostenibilidad y el bienestar social. La colaboración con Corabastos no solo mitiga el hambre, sino que también da un respiro al medio ambiente al evitar toneladas de desperdicio. En cada canastilla que se llena con alimentos rescatados hay un mensaje claro: alimentar el presente mientras construimos un futuro más justo y solidario.